Hay un capítulo de la Biblia —1 Corintios 13— que se conoce apropiadamente como el capítulo del amor, ya que nos da una bellísima descripción de lo que es el amor divino.
El resto de esta carta del apóstol Pablo indica que algunos miembros de la iglesia de Corinto procuraban obtener dones espirituales por motivos equivocados, es decir, para elevar su condición social. En 1 Corintios 12:31 Pablo escribió: “Mas yo os muestro un camino aun más excelente”. Se estaba refiriendo al motivo y enfoque correctos para el ejercicio de todos los dones espirituales: el camino del amor.
En 1 Corintios 13:1-3 Pablo menciona varios dones muy importantes. Pero sin importar cuál don poseamos, si carecemos de amor, ¡ante los ojos de Dios no somos nada! Sin amor, el don pierde eficacia, los resultados son vanos y Dios se disgusta. El versículo 3 nos muestra que aun cuando impliquen un gran sacrificio personal, las obras de caridad pueden realizarse por motivos ajenos al verdadero amor.
Los versículos 4 al 7 nos hablan de algunas de las características del verdadero amor: el amor no es egoísta ni ególatra; es amable, bondadoso, humilde, clemente, cortés; no se deleita en la maldad, no se irrita fácilmente y no guarda rencor; es respetuoso, confiado, positivo y lleno de esperanza. Además, el amor nos trae fortaleza espiritual y paciencia, y está dispuesto a soportar todas las cosas a fin de obedecer y servir a Dios.
La envidia y la competencia crean división, como lo hicieron en la iglesia de Corinto. El amor es el gran unificador.
El versículo 11 destaca que el amor resume la madurez emocional y espiritual.
A veces tendemos a colocar la fe y la esperanza en el mismo nivel del amor, “pero el mayor de ellos es el amor” (v. 13).
Como dice 1 Corintios 14:1: “Empéñense en seguir el amor . . .” (Nueva Versión Internacional).
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